¿Cómo recibir las críticas?

¿Cómo recibir las críticas?

Por: Edgar J. Nazario | Tiempo de lectura 15-18 minutos
En el transcurso de nuestro caminar como cristianos, líderes y pastores en la iglesia, es inevitable enfrentar críticas y desafíos. Estas situaciones pueden ser difíciles de manejar y pueden generar desánimo y frustración en nuestro corazón. Sin embargo, como seguidores de Cristo, estamos llamados a responder a estas críticas con sabiduría, gracia y amor. En este artículo, exploraremos tres principios fundamentales que nos ayudarán a navegar las críticas de manera efectiva y a crecer en nuestro ministerio.

Punto 1: Recuerda tu identidad en Cristo

Cuando enfrentamos críticas, es fácil sentirse desanimado y cuestionar nuestro llamado y capacidad para servir en el ministerio. En estos momentos, es crucial recordar que nuestra identidad y valor no provienen de la opinión de los demás, sino de nuestra relación con Cristo.

El apóstol Pablo nos recuerda en 1 Tesalonicenses 2:4 que nuestro llamado al ministerio proviene de Dios mismo: «Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones». (RVR1960)

Imagina a un agricultor que planta semillas con amor y cuidado. A pesar de sus mejores esfuerzos, algunos críticos pueden señalar los errores en su técnica o la calidad de su cosecha. Sin embargo, el agricultor no se desanima porque sabe que su verdadera recompensa viene de Dios, quien ve su labor fiel y amorosa.

De la misma manera, como cristianos, debemos recordar que nuestro trabajo es servir a Dios primero y a las personas segundo. Si estamos seguros de nuestro llamado y compromiso con Dios, podemos enfrentar las críticas con confianza y humildad, sabiendo que nuestra identidad y valor están fundamentados en Cristo.

Punto 2: Aprender y crecer de las críticas constructivas

Aunque las críticas pueden ser dolorosas, no todas son negativas. Algunas críticas pueden ser constructivas y ofrecernos oportunidades valiosas para crecer y mejorar en nuestro ministerio.

El libro de Proverbios nos enseña la importancia de estar abiertos a recibir consejo y corrección: «El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará». (Proverbios 15:31, RVR1960)

Imagina a un alfarero que moldea el barro para crear una obra de arte. A medida que trabaja, puede que se dé cuenta de pequeños defectos que necesita corregir. Del mismo modo, las críticas constructivas nos ayudan a identificar áreas donde podemos mejorar y fortalecer nuestro ministerio.

Cuando recibimos una crítica constructiva, en lugar de responder defensivamente, debemos tomarnos un momento para reflexionar sobre ella. ¿Hay alguna verdad en lo que se está diciendo? ¿Cómo podemos utilizar esta crítica para crecer y servir mejor a nuestra congregación? Al adoptar una actitud de aprendizaje y crecimiento, podemos transformar las críticas en oportunidades para desarrollarnos como líderes y fortalecer nuestro ministerio.

Punto 3: Perdonar y mostrar gracia a nuestros críticos

En ocasiones, las críticas pueden ser injustas, hirientes o incluso malintencionadas. Estas situaciones pueden generar resentimiento y amargura en nuestro corazón, especialmente cuando provienen de aquellos a quienes servimos en la iglesia. Sin embargo, como seguidores de Cristo, estamos llamados a perdonar y mostrar gracia incluso a aquellos que nos critican.

En Colosenses 3:13, el apóstol Pablo nos exhorta: «Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros». (RVR1960)

Imagina a un padre que perdona a su hijo por un error grave. Aunque el padre podría estar enojado y herido, elige perdonar y restaurar la relación con amor. De la misma manera, cuando enfrentamos críticas injustas, podemos elegir perdonar a nuestros críticos y mostrarles la misma gracia que Cristo nos ha mostrado a nosotros.

Al perdonar a nuestros críticos, liberamos el peso del resentimiento y la amargura en nuestro corazón. En lugar de responder con ira o venganza, podemos responder con amor y compasión, reflejando el carácter de Cristo a aquellos que nos critican. Este acto de perdón no solo nos sana internamente, sino que también puede abrir puertas para la reconciliación y el testimonio del amor de Dios.

La importancia de la oración y el apoyo de la comunidad
Manejar las críticas en el ministerio no es una tarea fácil, pero no estamos solos en esta lucha. Dios nos ha dado dos recursos poderosos para ayudarnos a enfrentar estos desafíos: la oración y el apoyo de la comunidad.

La oración nos permite llevar nuestras cargas y preocupaciones a Dios, confiando en Su sabiduría y fortaleza. En Filipenses 4:6-7, se nos anima: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús». (RVR1960)

Además, Dios nos ha dado la bendición de la comunidad cristiana para apoyarnos mutuamente en tiempos de dificultad. En Gálatas 6:2, leemos: «Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo». (RVR1960) Al compartir nuestras luchas y pedir la oración y el consejo de otros líderes y creyentes confiables, podemos encontrar consuelo, sabiduría y fortaleza para enfrentar las críticas.

Conclusión:

Enfrentar críticas en el ministerio es una realidad inevitable, pero también una oportunidad para crecer en nuestra fe y carácter. Al recordar nuestra identidad en Cristo, aprender de las críticas constructivas, perdonar a nuestros críticos y apoyarnos en la oración y la comunidad, podemos navegar estos desafíos con gracia y sabiduría.

Que podamos ser líderes que reflejen el amor y el carácter de Cristo, incluso en medio de las críticas y los desafíos. Que nuestro testimonio sea un faro de esperanza y reconciliación en un mundo dividido, y que nuestro ministerio sea fortalecido y refinado a través de cada prueba que enfrentemos.

Recordemos las palabras de Pablo en 2 Corintios 4:8-9: «Estamos atribulados en todo, más no angustiados; en apuros, más no desesperados; perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos.» (RVR1960) Con la ayuda de Dios y el apoyo de la comunidad, podemos perseverar y crecer a través de las críticas, emergiendo como líderes más fuertes, sabios y compasivos en el servicio de Cristo y Su iglesia.

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